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RESUMEN Situada en el siglo XVII, en un momento de transición entre dos tipos de soberanía, La vida es sueño (1635), de Pedro Calderón de la Barca, escenifica el nuevo nomos político que llega a España: la soberanía absoluta y su estado de excepción. Por tal razón, se puede ver en Segismundo el doble estatuto aporético del homo sacer, quien encarna la aporía política del derecho jurídico moderno como Soberano y proscrito a la vez. En tanto "muerto vivo" que comporta una doble esencia, el personaje representa la borradura derridiana entre naturaleza y cultura. Esto permite explicar las sucesivas metamorfosis de Segismundo como monstruo, hombre lobo, Cristo/Anticristo, Kalumniator y Edipo, que prolongan el cuerpo místico del rey al reproducir el mismo acto incestuoso de Basilio. El incesto parece ser, en efecto, una prerrogativa constante del Soberano a lo largo de la historia, una marca o estigma de su estado de excepción.
Segismundo, hombre sagrado
Desde hace varias décadas, los estudios académicos apuntan a La vida es sueño (1635) como una reflexión política sobre la conformación de la monarquía absoluta a comienzos del siglo XVII. Ya en los años cincuenta, varios autores habían visto en Segismundo la encarnación del Príncipe que sufre un proceso cognitivo y/o espiritual de evolución o perfeccionamiento, culminando en una suerte de "iluminación" que le posibilita en última instancia el acceso al trono de su padre. A partir de entonces, algunos estudios han discutido si el resultado final devenga un Príncipe que se adecúa a un monarca cristiano-contrarreíbrmista o si refleja más bien un modelo político maquiavélico.1 Dejando de lado la posibilidad de que no necesariamente haya una disyunción entre ambos, en general la crítica coincide en que la obra, como alegoría o representación del poder absoluto y soberano, cumple la función de ofrecer una defensa ideológica del sistema absolutista español.2
De acuerdo con el modelo "evolutivo" de Segismundo, en él se operaría una transformación esencial: de fiera, bestia o animal a hombre racional. Para Jean-Marie Apostolidés, la obra muestra el paso del estado de naturaleza (las pasiones del Sujeto/Soberano) al estado de derecho (la Ley), cuando logra someter sus pulsiones animales: "Sigismond parviendra en fin à la maîtrise de ses passions après avoir compris que son père représentait seulement l'incarnation...