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A la memoria de mis padres, Francisco Checa (1920-2013) y Concepción Cremades (1928-2013).
Uno de los momentos más impactantes de La destruición de Numancia tiene lugar cuando, agotadas otras opciones, los numantinos consuman su suicidio antes que rendirse a los romanos. En medio del caos surge la personificación de la Guerra, a quien escoltan la Enfermedad y el Hambre como "ejecutores" de sus "terribles" y "severos" mandatos (4.1976-77).1 El grupo alegórico no sólo enfatiza la muerte colectiva de los numantinos; también encierra una disparidad interna, la cual atempera el horror presente con un anuncio aparentemente optimista. Por espantosa que resulte la situación actual, profetiza la Guerra, "tiempo vendrá en que yo me mude / y dañe al alto y al pequeño ayude" (4.1990-91), añadiendo que la gloria de los sucesores de Numancia alcanzará su plenitud siglos después, durante el reinado de "un Carlos, y un Filipo y un Fernando" (4.1998-99). Este desenlace triunfal entra sin embargo en fricción con el contexto inmediato de la profecía, toda vez que la Enfermedad y el Hambre ponen de relieve cómo el "furor" numantino se nutre de la propia sangre de los ciudadanos. "No hay plaza, no hay rincón, no hay calle o casa / que de sangre o de muertos no esté llena" (4.204849): la estremecedora constatación del Hambre insinúa que el lejano advenimiento de "un Carlos, y un Filipo y un Fernando" se obtendrá quizás a un precio demasiado alto.
Pero incluso la misma estabilidad del Imperio prometido queda ya en entredicho al valerse la Guerra del tópico de la mudanza para proclamar que el hoy "alto" será un día el "pequeño," sugiriendo que el dominio universal de los españoles podría ser tan perecedero como el de los romanos. Igual que Roma, tampoco la Monarquía Hispánica tiene por qué encarnar necesariamente la culminación apocalíptica del tiempo, según sí lo proclamaron poetas como Hernando de Acuña y Francisco de Aldana en sendos sonetos dirigidos al Rey de España. La figura de la Guerra se hace eco en la Numancia de ese tipo de exaltaciones imperiales, si bien la imagen providencial de la historia se mezcla aquí contradictoriamente con un vocabulario asociado a los vaivenes, ascensos y caídas de la Fortuna.2
En realidad, las disparidades observadas en la Guerra...