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Los medios audiovisuales son la principal expresión cultural contemporánea, una forma de representación de la realidad a modo de perspectivas personales. Además, forman parte de nuestra cotidianeidad: no sólo son una herramienta útil que nos facilita la vida o nos entretiene, sino que también cumplen la función de moderar entre nuestras acciones diarias y la sociedad en la que vivimos. La percepción de nuestro entorno está en muchos casos mediatizada. Las imágenes -ya sean fotográficas o en movimiento como en los noticieros, videos, películas, cortos, documentales, etc.- nos proporcionan datos al instante; información que utilizamos para actuar y tomar decisiones. A la vez, nos sirven para intervenir en ese contexto. Ahora bien, debemos tener en cuenta que, si las imágenes cinematográficas y/o televisivas muchas veces poseen la pretensión de retratar la realidad, también son una representación y una reconstrucción de la misma.
Sin embargo, esto no las invalida como medios útiles para lograr interpretaciones más complejas de, por ejemplo, hechos históricos. Las narraciones de ficción pueden ir más allá de su función referencial y cumplir el rol de acercar el mundo del pasado al receptor del presente. Pues, como aclara Pierre Sorlin, como historiadores, la riqueza de nuestra labor no se basa en la corroboración o comparación de los textos fílmicos con los escritos -aunque este proceso sea necesario- o preguntarnos por su grado de veracidad, sino en indagar en los aspectos político-ideológicos de los mismos y comprender los medios y los motivos por los cuales estos se presentan en relación a la sociedad a la que apelan (Sorlin 2001, 25-49).
Ligado a lo expresado, se debe considerar la propuesta de Ferro, quién expresa que las representaciones audiovisuales más allá de ser documentos de una época, funcionan como agentes activos del devenir histórico. En este último sentido creemos que el film puede organizarse no sólo como productor y reproductor de un discurso determinado, sino también como un medio a través del cual se evidencian acontecimientos del pasado, que adquieren relevancia académica o notoriedad pública desde que se los representa audiovisualmente. Esta afirmación descansa en la concepción que introduce Barthes sobre la existencia del hecho histórico, por contraposición al mero suceso: "A partir del momento en que interviene el lenguaje (¿y cuando no interviene?) el hecho...