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Nadie puede vivir sin una historia. (Aira, El llanto 14)
Viaje solitario: una soledad poblada con lo irreductiblemente otro. (Rolnik, Micropolitica 420)
Quien ya no tiene ninguna patria halla en el escribir su lugar de residencia. (Adorno, Mínima Moralia 91)
Ser extranjero es inevitable, necesario, deseable, salvo cuando cae la noche. (Barthes, Cómo vivir juntos 186)
Irse. Quién no ha fantaseado alguna vez con la posibilidad de irse. Irse de verdad: gesto de desapropiación radical que cancela todo lo que dejamos atrás, que desintegra a nuestras espaldas voces, caras, casas, ciudades enteras, mientras avanzamos con paso decidido y enfático en un viaje sin retorno (¿adónde ya?), como aquel eufórico Ewan McGregor de la última escena de Trainspotting (1996). Irse de verdad es no volver, no caer en las trampas de la vuelta, que nos acecha con sus imágenes mitologizadas. Irse de verdad es desaparecer, abandonar lo que se era, abandonarse, volverse imperceptible a través de volverse otro. En la filosofía de Nietzsche, el que se va, el wanderer, es el que no retorna, es el que renuncia a su identidad. Como señala Mónica Cragnolini, los wanderers nietzscheanos "de espíritus atados, de respetuosos de lo antiguo y de la patria de los padres, se han transformado en hombres signados por la voluntad de irse a toda costa, por la necesidad de abandonar la casa, por un afán de exilio, extrañamiento, desintoxicación" (56). Irse es lo opuesto del trip americano, que personaliza, individualiza, construye la idea de un "yo" que aprende, que acumula experiencia en tanto capital vital; también es lo opuesto del viaje del héroe, que siempre lucha por el retorno, por el reconocimiento en lo mismo, por la fundación de una patria. Irse de verdad es aquello que Francis Scott Fitzgerald llamó un clean break: "A clean break is something you cannot come back from; that is irretrievable because it makes the past cease to exist" (81). Deleuze y Guattari se interesaron específicamente por esta experiencia de tajante renuncia y compromiso hacia el inicio de un proceso de metamorfosis disolutoria. El clean break es una micropolitica, un irse que no es una evasión, sino una ruptura:
Así, pues, en la ruptura no sólo la materia del pasado se ha volatilizado, sino que la forma de...