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Los dos Borges
Uno de los aspectos de la obra borgiana que más se pierde de vista cuando de ella se ocupan criticos no familiarizados con la historia literaria hispanoamericana es su trayectoria vanguardista. La omisión, desde luego, es de lamentar pues impide percibir vinculos fundamentales entre la poética que hizo célebre a Borges a partir del decenio de 1930 y sus escritos juveniles. No me parece desacertado afirmar que de un diálogo-a veces conflictivo-con el pasado colectivo e individual nace el literato que a la larga será reconocido como figura insoslayable del siglo XX.
En pocos autores pueden apreciarse con tanta nitidez los carabios de actitud que señalan una ruptura con el vanguardismo y la colocación de este en un pretérito intelectual que paulatinamente se difundiria entre artistas hispánicos. Octavio Paz, no en balde, poco después de referirse a la "retórica neoclásica" a la que se entregó Borges, habla de cómo un grupo de "vanguardistas arrepentidos" iría cristalizando (207-08). Aunque puedan extenderse a varies escritores contemporáneos representatives, en lo que respecta al argentino ha de indicarse la singular relevancia de tres gestos que demarcan la voluntad de transformación Iras las experiencias de los 1920.
En primer lugar debe tenerse en cuenta su giro radical en la evaluación de lo que significó el modernisme, blanco predilecto contra el que dirigieron su rebelión todas las vanguardias hispánicas-recuérdese que, en otras latitudes, en el lade del enemigo se situaban los museos y los vestigios de tradiciones mucho mas remotas y venerables. Si el joven Borges menospreciaba, por ejemplo, a Rubén Darío y Leopoldo Lugones en los siguientes términos:
[el cisnerío y los pabellones del verso rubenista persisten en Buenos Aires todavía]. La tribu de Rubén está vivita y coleando como luna nueva en pileta y este Romancero es la prueba de ello. Prueba irreparable y penosa [...]. [Libro muy de su autor,] a don Leopoldo ninguna tarea le es extrana, salvo la de inventar (no hay una idea que sea de él)... (El tamano de mi esperanza 97)
el Borges de 1967 exaltaria la totalidad del modemismo con frases que rayan en la hipérbole: Cuando un poeta como Dario ha pasado por una literatura todo en ella cambia [...]. Otros, en America y España, prolongaron su vasta...