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Este trabajo tiene por objetivo llevar a cabo un análisis de la autobiografía, el diario de vida, las cartas, es decir, aquella obra referencial de Juan Emar,1 basándose en ciertas teorías literarias contemporáneas que atañen a este tipo de géneros, sin la intención de efectuar una revisión exhaustiva de los orígenes e historia de cada uno de ellos, sino más bien concentrarse en lo sustancial de estas teorías para estudiar la obra emariana.2
Como señala Lorena Amaro, el nacimiento de la autobiografía moderna, tal y como ahora la conocemos, se remonta a fines del siglo XVII. En efecto, según explica en su libro Vida y escritura: teoría y práctica de la autobiografía (2009), la autobiografía como género moderno proviene directamente de las memorias o confesiones escritas en el transcurso del siglo XVII. Fue este periodo bajo el cual se expandió la Reforma protestante, el que propició estas memorias, ya que muchos de los países que adoptaron la nueva iglesia suprimieron las confesiones frente al sacerdote, las que poco a poco fueron reemplazadas por exámenes de autoconciencia escritos. Esto también explica por qué la autobiografía fue menos desarrollada en países católicos como Italia o España, incluso hasta el inicio del siglo XX.3
De esta manera, la autobiografía moderna, que se inaugura con las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau en 1781, recoge elementos representativos de las memorias tradicionales, como, por ejemplo, la visión histórica de los acontecimientos desde una perspectiva personal, pero agrega una reflexión sobre el sujeto que escribe-aquel yo escritural-, en plena conexión con la importancia que la modernidad le comienza a otorgar a la individualidad y al estudio del yo. Esta reflexión se agudiza con la llegada del siglo XX, cuándo este tipo de escritura-así como todo el arte en general-, comienza a rebelarse contra el status quo establecido por las obras de los siglos anteriores, dejando atrás las proporciones clásicas, las contenciones y las medidas impuestas por la tradición.
Amaro explica este último cambio a través de una frase de Roland Barthes, de su libro El placer del texto: "Todo escritor dirá entonces: loco no puedo, sano no querría, solo soy siendo neurótico" (14). Es decir, que el autobiógrafo que convive con la vanguardia comienza a ser influido por esta corriente, con lo que...