Content area
Full Text
A finales de la primera década del siglo XIX, la captura de los monarcas españoles a manos de las tropas de Napoleón Bonaparte representó un momento de debilidad de la Corona frente a las colonias que poseía en el otro lado del Atlántico. Ante esta coyuntura, los territorios del Imperio Español en América promovieron la proliferación de movimientos de emancipación que tenían como propósito poner fin a la dominación española y comenzar la formación de lo que en la actualidad constituyen las naciones latinoamericanas. Al respecto, la historiografía da cuenta de este proceso en Bolivia como el primero de su clase en el territorio hispano. En sus Recuerdos del tiempo heroico (1883), José María Rey de Castro narra cómo Antonio José de Sucre propuso que se “consagrara un sagrado recuerdo” al día en que Bolivia dio su “grito de independencia”, una exclamación libertaria que, en palabras de Sucre, habría de repercutir “en todos los ángulos del continente” (citado en Ochoa 12). En este sentido, la figura del grito se establece como un símbolo de la victoria del movimiento independentista latinoamericano, una suerte de metonimia que ratifica la independencia del pueblo frente al yugo de la Corona Española por medio de la oralidad.
A partir de estas coordenadas, se puede advertir que el “grito” es utilizado en la historiografía latinoamericana como el significante que le brinda agencia política a una comunidad que pone en ejercicio su libertad. No obstante, en La ruidosa marcha de los mudos (2015), Juan Álvarez crea un narrador que recopila la historia de la planeación, ejecución y resultado del proyecto de independencia de Nueva Granada desde la perspectiva de José María Caballero Llanos, un cronista y trabajador mudo que da testimonio de los planes de independencia orquestados desde la élite ilustrada criolla y de la vida diaria de los habitantes del común en la ciudad de Santafé. Recrear el relato independentista neogranadino desde la versión de un mudo propone un giro satírico a la forma en la cual se cuenta la historia, teniendo en cuenta la imposibilidad del personaje de producir un discurso oral en medio del auge de los “gritos” independentistas. Como afirma Janet Batsleer, “all silence is waiting to be broken” (citado en Maitland 117), y, precisamente, esta es...