Content area
Full Text
Pocos días antes de terminar este ensayo el entonces presidente del grupo de comunicación más importante en lengua española, Juan Luis Cebrián, afirmaba que "la opinión pública está confundida en una sociedad desintermediada [sic]."1 El argumento no es nuevo. La llegada del actual inquilino de la Casa Blanca ha traído consigo nuevos términos como post-verdad, fake news o alternative facts que sin duda no serían posibles sin la existencia de Internet. La reacción de Cebrián es representativa de la respuesta de los medios de comunicación tradicionales ante un escenario en el que su monopolio informativo se ve amenazado por la proliferación de medios digitales y el acceso a la información que ha traído la red global. Su remedio a nuestra presunta confusión no es otro que volver a canales de información tradicionales, como los suyos, argumentando en favor de su rigor, ética periodística y transparencia a la hora de presentarnos la realidad. La lectura de la noticia me hizo reafirmarme en dos cosas: primero mi sospecha con respecto al personaje, segundo, mi convencimiento sobre la actualidad del pensamiento cervantino en esta suerte de neobarroco digital en el que vivimos. La confusión de este ciudadano desintermediado no dejó de recordarme en cierto modo a la pretendida por René Descartes cuando en la segunda de sus Meditaciones metafísicas lanza la hipótesis del malin génie que tan espléndidamente sintetiza la profundidad de la crisis de realidad del Barroco: cómo puedo saber con certeza que lo que sé es cierto. ¿Acaso no existe cierta equivalencia epistemológica entre esta hipótesis y la posición del ciudadano confundido de Cebrián? Evidentemente la crisis de realidad de nuestros días no procede del progresivo cambio de paradigma acontecido a lo largo de los siglos XVI y XVII, sino más bien a la sobreabundancia informativa de un neobarroco digital que ha llegado para quedarse.2 Nuestra crisis de realidad no está causada por un déficit sino más bien por una saturación que pone a prueba diariamente nuestra capacidad para comprender, procesar y responder en el nuevo entorno digital de las fake news a los desafíos intelectuales que afrontamos a diario, lo cual nos lleva en último término a reflexionar sobre el papel de las humanidades en el nuevo entorno de la información digital.
Descartes, y con...