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Destruir, atacar, romper, violentar, mostrar horror: estas son algunas palabras que se repiten en las reseñas de las obras de Rogelio Orizondo (n. 1983), un dramaturgo que ha marcado la escena teatral cubana de los últimos años. Entre sus obras más destacadas se encuentra Ayer dejé de matarme gracias a ti Heiner Müller (2011) que le hizo merecedor del premio Virgilio Piñera y le dio visibilidad a su carrera teatral. La protagonista es Braz, una mujer transexual que vive en Alemania y que regresa a Cuba para asistir a la graduación de Amlet, un estudiante de dramaturgia en el ISA.1 Junto con Ofelia y Laertes, comen helados, se arrojan a una piscina, hablan sobre sus aspiraciones artísticas, se filman contando historias, etcétera. Sus comportamientos oscilan entre lo absurdo y no normativo, promoviendo en los espectadores impresiones de confrontación, violencia e incomprensión. Este artículo se centra en el performance de Braz y las prácticas trans que visibiliza. Mi propuesta es que el personaje trans de esta obra es una intervención en los discursos institucionales que surgieron en torno a la transexualidad cuando el CENESEX2 lanza la "estrategia de atención integral a personas transexuales" en el 2005, la cual retomó los esfuerzos iniciales de la Comisión Nacional de Atención a Transexuales creada desde 1979.3 En general, durante los primeros años del siglo XXI, el debate sobre la transexualidad ocupó un lugar central en la agenda nacional, lo que se manifestó en reformas estructurales, eventos públicos, incremento de las publicaciones respecto al tema, etc.4 Sin embargo, en muchas ocasiones el discurso institucional sobre la transexualidad está orientado hacia el objetivo de una "integración social" lo cual invisibiliza a la transexualidad como una serie de prácticas sociales no convencionales que muchas veces representan un quiebre en las lógicas heteronormativas de la sociedad cubana. En ese sentido, propongo que la obra de Orizondo visibiliza la transexualidad como una serie de prácticas corporales y sociales que resignifican la distribución convencional del orden social. En última instancia, la obra es una intervención en el legado revolucionario fundado en lógicas de reproducción, trabajo físico, sacrificio, y en general narrativas del progreso y del desarrollo que operan en la sociedad cubana, aún después de la caída del muro de Berlín y de la entrada...