Content area
Full Text
I.Introducción
La presencia de la catástrofe dentro de los itinerarios literarios latinoamericanos del siglo XXI constituye una realidad prácticamente consensuada por la crítica contemporánea. Sus representaciones tienden a ser bastante diversas, abarcando desde narraciones ligadas a la memoria histórica (Anderson), personal (Masiello) y colectiva de los pueblos (Fonseca), hasta la elaboración de imaginarios utópico-distópicos de diversa índole (Mercier, Saldías y Navarrete, Mercier y Saldías), usualmente ligados a las preocupaciones medioambientales de las emergentes narrativas cli-fi (Rosa, Tuhus-Dubrow) centradas en torno al deterioro medioambiental y ecológico del planeta en la era del Antropoceno y/o Capitaloceno. La lista de novelas y antologías de narrativa breve latinoamericana publicadas durante los últimos veinte años y que abordan diferentes representaciones de la catástrofe es amplia, variada e incluye obras publicadas tanto por editoriales consolidadas como independientes en distintos países del continente americano.2
Semejante atención sobre el fenómeno cultural de la catástrofe puede deberse a la relación que la literatura mantiene con estos "worst case scenarios" (Aradau y Van Munster 5), carentes de un significado inmediato o aparente. En este sentido, la literatura se ha erigido como un vehículo privilegiado en los procesos de interpretación de la catástrofe: "Literature gives meaning to catastrophes either through scientific explanations and religious, ethical or political interpretations, or by transforming events into artfully shaped images and tropes, thereby integrating them into the cultural discourse" (Dürbeck 3). Eduardo Aguayo caracteriza esta función, siguiendo la denominación propuesta por Beatriz Sarlo, como "testimonial", entendiendo con esto que la representación literaria de la catástrofe tendría el potencial para "dar fe", semióticamente hablando, de un acontecer irreproducible y, en cierta medida, incomprensible: "instaura la posibilidad de pensar y decir el desastre, es decir, de transformar la experiencia de la catástrofe en testimonio por medio de la narración" (20).
Esta posición, firmemente arraigada en principios del análisis del discurso y preferida por historiadores, comunicólogos y antropólogos, acentúa la condición analítica retrospectiva de la literatura para referirse a eventos que ya han acontecido, generando significados que eventualmente se convierten en discursos "[that] forces the renegotiation and modification of the individual, collective, local, and national narratives that endow social and political life with meaning" (Anderson 191). Sin embargo, resulta pertinente recordar que la literatura catastrofista no está obligada necesariamente a significar eventos ya...