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RESUMEN La novela Pepita Jiménez propone una impugnación del modelo católico de masculinidad ejemplar y su sustitución por un modelo burgués que restaure la polarización de género y encarne una figura de autoridad capaz de garantizar el orden social. Al narrar el abandono del sacerdocio como un proceso de masculinización, Valera se alinea con las críticas del anticlericalismo contemporáneo a la ambigüedad sexual de la masculinidad clerical. En este artículo examino cuatro características de esta masculinidad burguesa que muestran su estrecha relación con los valores tradicionales de la cultura mediterránea y con cuestiones de autoridad y jerarquía social: agorafilia, jerarquización homosocial masculina, ocultación de la subjetividad y uso de la violencia. Para ello, propongo un análisis contrastivo de los diferentes modos de actuación que imponen ambos modelos de masculinidad. Este enfoque pone de manifiesto el carácter teatral y normativo de las masculinidades y su constitución mediante la escenificación de patrones codificados de comportamiento.
La novela Pepita Jiménez de Juan Valera propone una refutación del modelo católico de masculinidad ejemplar y su sustitución por un modelo burgués y liberal que reemplace la represión católica del instinto sexual por la posesión de la mujer mediante el matrimonio. La evolución del protagonista es gradual, pero su resultado final es elocuente: un seminarista solitario y desarraigado convertido en un acomodado padre de familia plenamente integrado en la comunidad local que lo vio nacer. El modo de esta impugnación es el relato de un fracaso y de su solución: como seminarista, Luis no logra controlarse a sí mismo ni someter a la mujer, pero la simple sustitución del celibato por el matrimonio resuelve ambas dificultades (García Bajo, "Naturaleza" 67-69). Los argumentos de esta impugnación se reducen básicamente a dos: el primero es la ineficacia de la masculinidad clerical para dar cuerpo a una figura de autoridad que garantice el orden social; el segundo tiene que ver con la ambigüedad de una identidad masculina sacerdotal que desdibuja la frontera entre ambos géneros.
La novela arranca de una situación inicial anómala (Bianchini 35) en la que ambos protagonistas interpretan roles de género inapropiados que necesitan corregirse para asegurar el final feliz de armonía y celebración (Charnon-Deustch 89, 99; García Bajo, "Naturaleza" 70-75). En el caso de Luis, su alejamiento y posterior...