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ENTREVISTA CON HENK HAVERKATE SOBRE LAS FÓRMULAS DE CORTESÍA



Full text
El lingüista holandés Henk Haverkate (HH), una autoridad mundial en esta disciplina científica, dictó en Medellín, en junio de 2005, un ciclo de con- ferencias sobre sintaxis, semántica, pragmática del modo en español y un estudio de la cortesía en los diálogos de El Quijote. Alejándolo un poco de la terminología especializada, obtuvimos la entrevista que transcribimos a continuación. Las pre- guntas fueron formuladas por el profesor Francisco Zuluaga (FZ) y por el periodista Darío Echeverri (DE).1
DE: -Profesor Haverkate, para iniciar, una pregunta obvia, mundana si se quiere: ¿Cómo se ha sentido en Medellín en ésta que, entendemos, es su quinta visita a Colombia?
HH: -Sí, es correcto. Ya van cinco veces que estoy aquí y en todos los casos he tenido una experiencia muy favorable de la manera en la que se me ha recibido, sobre todo por lo que se refiere al contacto con los estudiantes, los profesores y en general con los asistentes a mis conferencias. Me parece que aquí en la Universidad de Antioquia y en el Departamento de Lingüística reina una atmósfera muy apropiada para realizar investigaciones originales y para hacer progresos en los distintos terrenos de los que me ocupo ahora, sobre todo la lingüística pragmática con especialización en la cortesía verbal.
FZ: -A propósito de ese tema concreto y de los contenidos de El Quijote abor- dados por usted durante su última charla en Medellín, se refirió a la autocortesía, un tema que para nosotros resultaba absolutamente novedoso. ¿Cómo define usted la autocortesía?
HH: -Creo que lo mejor que se puede decir para definir ese concepto es que la autocortesía forma parte o es componente esencial del comportamiento humano consciente, intencional. En el contacto con otros miembros de la sociedad, nosotros siempre tenemos en cuenta la importancia de nuestra propia personalidad, lo mismo que la del otro y así es que hay una fluctuación en el diálogo: normalmente los inter- locutores conceden importancia a su propia imagen positiva pero al mismo tiempo a la imagen positiva de la personalidad del otro. En los casos en que el locutor está pensando únicamente en sus propios intereses, es muy corriente actos de habla que generan lo que se puede llamar efectivamente autocortesía, de esta forma trata de atraer la atención hacia su propio papel en el mundo, en la sociedad de la que forma parte. Pero, como ya digo, hay siempre una alternativa en los casos normales: en circunstancias normales, entre el momento de la propia personalidad y el refuerzo o el enaltecimiento de la personalidad del interlocutor, los dos son conscientes de la importancia de este tipo de interacción, de esos componentes de nuestro comporta- miento intencional. De esta forma se podría definir en forma muy global lo que es la autocortesía, pero quizás sea más adecuado decir "imagen egocéntrica", a diferencia de la imagen autocéntrica que se hace individualmente.
FZ: -En el ámbito de los estudiosos del análisis conversacional, ¿cómo ha sido recibida esta posición suya sobre la importancia de la autocortesía?
HH: -Bueno, lo que pasa es que los estudiosos de la escuela del análisis de la conversación no se ocupan de conceptos como cortesía, autocortesía y descortesía. Lo único que les interesa son los aspectos formales del diálogo, así que han analizado muy minuciosamente los aspectos físicos de la conversación, la duración de un turno de habla, en qué casos los interlocutores se interrumpen; si un locutor deja la palabra a otro, cómo se realiza, si es que el locutor en cuestión ofrece, por así decirlo, la palabra al otro o si es que el otro pide la palabra. Esas son cuestiones básicas para esa escuela, de modo que se ve claramente que lo que dicen los participantes de un diálogo, o sea el contenido, no les interesa, de modo que no se ocupan de cortesía o descortesía".
FZ : -La forma tradicional de legitimar nuevas teorías es la presentación de estas en congresos especializados. ¿Cuál ha sido la receptividad de sus planteamientos sobre la autocortesía en esos escenarios de encuentro científico?
HH: -Bueno, de hecho el concepto de autocortesía es, digamos, un detalle dentro del conjunto de las premisas de las que se vale la teoría y es interesante en el caso, por ejemplo, de los diálogos del Quijote, porque el protagonista es quien aplica macabras estrategias de autocortesía para otorgarse validez, para exhibir su importancia, para dar a conocer que forma parte de la Orden de los Caballeros; pero fuera de contextos como ese, la autocortesía me parece que juega un papel menor, porque lo que pasa en la vida normal, en los diálogos cotidianos, es que los interlocutores sí prestan atención a su propia personalidad pero no lo enfatizan normalmente, no lo exageran porque al otro no le va a gustar nada, porque tiene los mismos deseos, los mismos ideales.
Así, en general hemos dicho, que la autocortesía es un concepto novedoso que no se ha desarrollado en ninguna teoría todavía, pero para mí es un detalle importante de la teoría de la cortesía verbal, así que en congresos no se ha hablado nunca de eso ni hay información en estudio sobre cuestiones pragmáticas.
FZ: -En una de sus intervenciones se refirió usted a las dificultades que enfrenta el estudio de la descortesía porque se basa, casi siempre, en unas pruebas a grupos de estudiantes, con resultados ficticios. ¿Qué método podría aplicarse para superar ese problema?
HH: -Sí, efectivamente es una cuestión difícil de tratar, porque como dije en la conferencia, la descortesía se manifiesta muchas veces en la vida privada de las personas, a la que el informante o el investigador no tienen acceso, pero surgió una sugerencia muy interesante de parte de uno de los asistentes, porque sugirió que sí se podría estudiar la descortesía en los debates, en las polémicas públicas, sobre todo en los foros en los que se encuentran los políticos. Me parece que ese tipo de des- cortesía y las estrategias que subyacen en mostrarse descortés sí se pueden analizar muy bien, de modo que sería un buen camino a seguir.
FZ: -Hay otro ejemplo en el medio televisivo: los reality shows. ¿Serían estos un escenario apropiado para el estudio de la descortesía?
HH: -Si se trata de las comedias de películas de diversión, entonces estamos ante la misma situación que la descrita en los libros, en la literatura. De modo que eso me parece que no va a añadir mucho a lo que ya sabemos, pero sí se puede pensar en lo que los americanos llaman los Folk Shields, una reunión de gente que debate sobre una cuestión determinada, indicada por el presidente del grupo; digamos una polémica, o una mesa redonda, aunque no influye mucho ese aspecto de confron- tación, de enfrentamiento, porque la mesa redonda puede ser una cosa muy seria.
HH: -Lo de los reality me parece una sugerencia muy válida. Lo que pasa es que no es un reflejo totalmente artificial de la vida cotidiana, porque los participan- tes, aunque saben perfectamente que están controlados, mejor dicho vigilados, lo olvidan en muchos momentos, supongo, porque tienen también ciertos objetivos, no quieren ser eliminados y dado este hecho, me parece que sí se puede estudiar la descortesía en este contexto preciso.
FZ: -Al empezar la entrevista mencionábamos que ha estado cinco veces en Colombia y sabemos de su interés por los fenómenos de cortesía desde el punto de vista intercultural. Quisiéramos que nos comentara las observaciones que tenga en relación con esto, lo que observa en Colombia en relación con la cultura hispana peninsular u otros países de América Latina o incluso europeos.
HH: -Lo que pasa es que efectivamente me interesa mucho este tipo de in- vestigación, pero es bastante difícil de realizar. El punto principal aquí es que todo depende de los conocimientos culturales y lingüísticos del investigador. Es que un estudio de este tipo solo se puede realizar si el investigador conoce a fondo por lo menos dos culturas. Esta es la razón por la que me he dedicado a mi propia cultura, que forma parte de la sociedad holandesa, de modo que tengo ideas y convicciones a veces impresionistas de cómo es la vida holandesa, pero en todo caso sé lo que está pasando; por otra parte, por mi estudio -me he especializado en el estudio del Español, la lengua en primer lugar, pero más tarde se despertó mi interés por la cultura española.
De modo que lo que he hecho hasta ahora es comparar las dos culturas muy ex- tensamente y acabo de publicar un libro en holandés que contiene una comparación bastante exacta entre la cultura holandesa y la española, los resultados son fascinan- tes, porque las culturas resultan estar totalmente opuestas. La española (castellana, europea, no hablo de las culturas americanas) es una cultura dedicada enteramente a la cortesía de solidaridad, en tanto que los holandeses representan una cultura de cortesía de distancia, y hay mucho sectores en que se puede demostrar perfectamente esta diferencia, por ejemplo, el dar las gracias: el holandés suele agradecer cualquier acto que resulte en beneficio de sí mismo, como en un restaurante cuando el camarero le sirve sus platos, agradece, a pesar de que sea un acto de poca importancia, se puede decir rutinario; no obstante, el holandés no deja de agradecer y al mismo tiempo el camarero está socialmente obligado a decir tome usted, que es el equivalente más cercano al español, y esto no existe del todo en España, porque la idea del español es que se trata de actos rutinarios que no hace falta agradecer. Aquí pues, ya tenemos una diferencia bien espectacular.
Igual vale para los ingleses, de la cultura inglesa sé también algo, se parece a la holandesa en este aspecto; son culturas bastante verbosas en cuanto a la distancia que suelen tomar con respecto al interlocutor. Por eso, el ruego en holandés, y en inglés también, puede adoptar un montón de formas distintas: ¿puede usted?, ¿quiere usted?, ¿no tendría inconveniente?, etcétera.
En principio, esas formas existen también en castellano, pero casi nunca se usan y eso también es una prueba del carácter distanciador de la cultura holandesa. Por ejemplo, el imperativo holandés se puede modificar de cinco o seis maneras mediante partículas que no tienen ninguna traducción al castellano, liscnhe esto, que en holandés suele ser un mandato de un profesor a un alumno, se puede modificar de cinco o seis maneras para convertir ese imperativo en un ruego muy cortés. Las partículas de las que ya he dicho que no tienen ningún equivalente son por ejemplo, eifen, eich, mach, doh... Tienen también su significado relevante : eifen quiere decir un rato, de modo que la traducción sería escribe un rato esto. Esa es una forma totalmente normal, pero en español suena absurdo. También eich: una vez. Escribe un rato esto. Es una exhorta- ción bastante extraordinaria; requiere un contexto muy especial, pero en holandés es totalmente normal y se puede decir en cualquier caso.
De modo que esto lo digo para dar a conocer que un estudio de tipo intercultural requiere conocimientos sólidos de por lo menos dos culturas. Yo tengo una gran cantidad de ideas sobre muchas culturas, pero son hipótesis, no las puedo demostrar. De modo que para crear un proyecto de gran envergadura se necesita la colaboración de expertos de otras culturas, pero sí es muy interesante un último ejemplo, una clara señal del carácter solidario de la cultura española: no sé si ustedes se han dado cuenta de que el español cuando está de acuerdo con lo que dice el oyente suele repetir textualmente sus palabras y eso me llamó la atención desde el primer mo- mento cuando fui a España, tratando de expresarme más o menos defectuosamente. Es un enorme apoyo si te das cuenta que el español repite lo que has formulado con mucha dificultad; repite, pero en otros casos es un indicio muy claro de solidaridad y eso prácticamente no existe en holandés. Si un holandés dice: hace buen día hoy, el otro casi nunca diría sí, hace buen día hoy. Diría mucho mejor que ayer, o sí, un sol muy agradable. Hay un montón de variantes, pero la repetición literal no, porque el holandés toma distancia. El no se identifica con el punto de vista del otro fácilmente.
Bueno, el año pasado estuve de vacaciones en Malasia y mi anfitrión, un colega investigador a quien conozco muy bien, me había invitado a su casa y pasé un tiempo muy agradable. El habla inglés, que es la lengua franca en Malasia, pero los habi- tantes son indios, chinos, malayos, de modo que esas lenguas se utilizan también, pero son secundarias, la población es multilingüe en Singapur, pero el inglés que manejan este amigo y esas personas me llamó la atención, porque cuando él estaba de acuerdo conmigo repetía exactamente mis palabras inglesas (y él también es lin- güista pragmático). Entonces le dije: tengo la convicción de que el malayo -que es su lengua autóctona- es una lengua de una cultura positiva. Eso llama mi atención y corrobora mi tesis.
FZ: -Observamos que otro de los aspectos que permiten confrontar la cortesía es la ironía.
HH: -Sí. Es un punto muy interesante en el que he profundizado bastante en mi último libro, preguntándome qué es la ironía, la ironía, qué es. Para muchos, uno de los efectos perlocutivos que produce es efectivamente la cortesía, pero depende un poco. La ironía es una estrategia muy corriente en Holanda pero muy poco desarro- llada en España. Los españoles saben lo que es la ironía pero en el lenguaje diario casi no figura y eso plantea graves problemas interpretativos, porque he metido la pata muchas veces empleando una expresión irónica ante un español que lo toma en serio y entonces no hay escape, es un desastre completo. Podría contar anécdotas espectaculares, pero qué efecto surge, entonces.
Leyendo la literatura y pensando sobre la ironía creo que se puede decir lo si- guiente: recuerdo un ejemplo muy interesante de Searle; es un ejemplo inventado, habla de una persona que rompe un valioso vaso de porcelana y entonces el propie- tario le dice that"s a brillant thing to do, (un acto brillante, el incidente), claro que tiene un marcado valor irónico y entonces me pregunté: bueno, ¿es esto una forma de cortesía? En cierto modo sí, porque la reacción no irónica habría sido that was a stupid thing (qué estúpido te comportas) y eso sí ataca más directamente la imagen positiva del otro. Por otra parte, la ironía de that" s a brillant thing to do es tan patente, que produce un efecto distanciador. Depende, me parece un poco, de la persona, de cómo lo interpreta el oyente. Pero pensando más sobre esta cuestión, llegué a la conclusión de que si se quiere atribuir efectos de cortesía a una ironía, no se puede utilizar en todos los casos. Si la falta o el error es imperdonable, entonces la ironía no vale. Piénsese, por ejemplo, en un cirujano que corta la pierna equivocada al paciente, entonces el paciente no puede decir bien hecho, porque es imposible. De modo que hay varias facetas. Yo diría que, de cierto modo, la ironía puede cumplir funciones de cortesía, pero no se puede decir que es un medio apropiado para expresar cortesía.
FZ: -Usted se ha referido en una de sus conferencias en Medellín a la palabra holandesa equivalente al pues del castellano, como componente básico de la imagen positiva. ¿Ha observado que aquí en Colombia se está utilizando mucho, sobre todo entre los jóvenes, la fórmula o seal
HH: -Sí, fue una reacción de un asistente. Me parece que sí se encuentra al mismo nivel, porque también denota -claro, la persona en cuestión no se da cuenta, pero en el fondo es una señal- que la persona que lo dice es una persona compe- tente, que sabe razonar. De modo que sí, puede compararse como equivalente. ¿En cuanto a pues, no se usa mucho en Colombia, para crear tiempo, para aplazar una conversación?
FZ: -Sí, es una muletilla. Yo lo veo también como un recurso mitigador, una forma de introducir un desacuerdo y matizar lo que se va a decir.
HH: -Es muy relevante que se escoja esa palabreja, porque forma parte verbal del proceso de pensar. Indica que la persona está pensando. Concretamente el que lo utiliza no se da cuenta de eso, de modo que en el fondo es una estrategia de autocortesía: soy capaz de razonar... o sea....
FZ: - ¿Queda mucho por estudiar en el campo de la cortesía, la descortesía y la propuesta suya, la autocortesía, en las diferentes lenguas?
HH: -Sí. Yo creo que todo queda por hacer, porque hasta ahora se ha escrito muy poco sobre estos temas. Entonces, específicamente el concepto de autocortesía, me parece que se puede, sí, y a lo largo de esta conversación que hemos tenido, ya se han sugerido varios terrenos en los que se puede estudiar, pero como les digo, en la literatura no se encuentra nada de esto y creo que para el futuro sería un interesante tema a plantear.
FZ: - ¿Cómo ve usted, en términos generales, la lingüística hispánica y sus desarrollos más recientes? La pregunta es un poco abarcadora, pero en el estudio del español desde el punto de vista lingüístico y sobre todo desde la pragmática... usted fue un pionero: desde 1979 existe su publicación sobre las oraciones directivas en español. Lo digo porque cuando comencé a interesarme en esto, en español no encontraba nada y la sorpresa mía fue cuando la primera publicación que encontré sobre pragmática del español fue la suya.
HH: -Coincide con lo que dice Diana Bravo en la introducción del libro. Pero bueno, en cuanto a la pragmática, sí hay varios españoles que se distinguen de manera muy positiva: Victoria Escandel, su marido, Manuel Leonetti; hay en Valencia también un investigador. De momento, estas personas se dedican sobre todo a la llamada teoría de la relevancia (Sperber y Wilson). Son muy activos, publican mucho sobre esto y lo aplican al español. Esta es una corriente muy interesante y muy activamente desarrollada, pero en cuanto a la lingüística hispánica en general, una sólida base es la Revista de la Asociación Española de Lingüística y lo que me llama la atención es que muchos artículos tienen un tenor puramente convencional, tradicional. Hay también estudios sobre el griego clásico, y yo lo comprendo, porque sin insertarme en esa lista, en cuanto a eso se puede decir que no hay mucho progreso. Pero claro, es una es una generalización, porque hay que tener en cuenta la importante edición de la Gramática Descriptiva del Español, que se publicó con la contribución y ayuda de muchos hispanistas en 1999 y sirve de repertorio muy interesante, muy extensa, de casi todos los problemas que ofrece la gramática española, de modo que sí se produce algo, así que varía bastante la calidad de la construcción.
1 En la transcripción de la entrevista con el profesor Henk Haverkate, es posible hallar incorrecciones en las expresiones del holandés que equivalen a la forma "pues" del castellano. Por otro lado, la breve introducción que precede a la entrevista se ajusta a su difusión a través de la radio.